San Juan

Me gusta estar aquí,
junto a ti,
en esta tierra de significados infinitos,
donde las raíces ciñen mis pies
y mis manos encuentran abrazo.

Aquí te respiro,
estás en aire cálido y humedecido,
en el perfume de jazmines y azahares,
en el agua encantada de los arroyos.

Te siento adherida a mí,
como una sombra clara
que me alcanza tiernamente.

Todos los senderos
me llevan a tu presencia
bajo este cielo misterioso,
que cobija con agrado
los momentos contigo,
y luego,
cada instante,
se convierte en un grato recuerdo de ti.

Te veo en el verdor de mil matices
que le dan forma al horizonte.
Estás aquí en las tardes de quietud
que tienen el color de tus ojos.

Te distingo
en el cielo de luciérnagas enamoradas,
en la luna pulcra,
en el brillo radiante de su mirada
que juega escondida tras las nubes.

Aquí también te escucho,
descubro tu voz sutil
desde el eco claro de los cerros
y sus regatos;
llega tu aliento suave
con la serenidad de la noche
y el ambiente todo se vuelve mágico.

Te percibo en la exquisita sinfonía
que nace del cortejo de la aves:
te oigo en el susurro adormecedor y eterno
de los grillos y las cigarras.

Te escucho además,
en el profundo silencio de la noche.
Intento escribir en mi corazón
todas tus palabras,
hilvanadas de amor, ensueño y esperanza.

Llegas a mí
en las frescas gotas de lluvia,
en su canto melancólico,
en cada una de sus diáfanas pisadas,
en el olor dulce a tierra viva,
en el roce amoroso del agua
con las hojas de los chalates y las ceibas.

Te acercas a mí
en la neblina intensa,
que baja y me envuelve con gracia.
Te presentas luego,
en el rocío cristalino de la mañana,
que trae consigo un nuevo día
de inconmensurables oportunidades.

Y sueño…
sueño con absurdos,
con cosas imposibles y bellas,
te sueño a ti,
y me veo contigo,
y soy feliz…
ciertamente feliz…

Juego con pócimas y palabras mágicas,
Hago travesuras con la fantasía,
sueño junto con los sapos de este lugar,
que esperan por hermosas princesas
y castillos colosales.

Juego a ilusionarme,
a salir de paseo con la Luna,
a encenderme de ella,
a reclinarme en su menguante;
juego incansable
a saltar bardas y confines…
tiempos y lugares,
y límites… y todo.

Y quisiera quedarme aquí…
Me empeño tanto en que eso suceda;
me esfuerzo para que al menos,
te quedes tú,
conmigo,
de la manera que quieras,
de la forma que sea posible.

Ansío que sigas ahí donde estás…
A mi lado,
que permanezcas…
que no me sueltes…
que no te ausentes…
que no me vaya…

Así es como vivo aquí,
junto a ti,
en esta tierra de bendiciones,
en este abrigo constante,
en esta tierra
de tantos caminos,
que puso en encuentro
sólo dos destinos.

Este es el lugar,
sí,
es aquí,
estoy cierto,
aquí es…
donde te respiro…
donde te sueño…
donde te siento…


MTA

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sábado, 7 de noviembre de 2009

Lo que envuelve a la persona que amo y a mí...

Publicado por MMC en 20:33
San Juan

Me gusta estar aquí,
junto a ti,
en esta tierra de significados infinitos,
donde las raíces ciñen mis pies
y mis manos encuentran abrazo.

Aquí te respiro,
estás en aire cálido y humedecido,
en el perfume de jazmines y azahares,
en el agua encantada de los arroyos.

Te siento adherida a mí,
como una sombra clara
que me alcanza tiernamente.

Todos los senderos
me llevan a tu presencia
bajo este cielo misterioso,
que cobija con agrado
los momentos contigo,
y luego,
cada instante,
se convierte en un grato recuerdo de ti.

Te veo en el verdor de mil matices
que le dan forma al horizonte.
Estás aquí en las tardes de quietud
que tienen el color de tus ojos.

Te distingo
en el cielo de luciérnagas enamoradas,
en la luna pulcra,
en el brillo radiante de su mirada
que juega escondida tras las nubes.

Aquí también te escucho,
descubro tu voz sutil
desde el eco claro de los cerros
y sus regatos;
llega tu aliento suave
con la serenidad de la noche
y el ambiente todo se vuelve mágico.

Te percibo en la exquisita sinfonía
que nace del cortejo de la aves:
te oigo en el susurro adormecedor y eterno
de los grillos y las cigarras.

Te escucho además,
en el profundo silencio de la noche.
Intento escribir en mi corazón
todas tus palabras,
hilvanadas de amor, ensueño y esperanza.

Llegas a mí
en las frescas gotas de lluvia,
en su canto melancólico,
en cada una de sus diáfanas pisadas,
en el olor dulce a tierra viva,
en el roce amoroso del agua
con las hojas de los chalates y las ceibas.

Te acercas a mí
en la neblina intensa,
que baja y me envuelve con gracia.
Te presentas luego,
en el rocío cristalino de la mañana,
que trae consigo un nuevo día
de inconmensurables oportunidades.

Y sueño…
sueño con absurdos,
con cosas imposibles y bellas,
te sueño a ti,
y me veo contigo,
y soy feliz…
ciertamente feliz…

Juego con pócimas y palabras mágicas,
Hago travesuras con la fantasía,
sueño junto con los sapos de este lugar,
que esperan por hermosas princesas
y castillos colosales.

Juego a ilusionarme,
a salir de paseo con la Luna,
a encenderme de ella,
a reclinarme en su menguante;
juego incansable
a saltar bardas y confines…
tiempos y lugares,
y límites… y todo.

Y quisiera quedarme aquí…
Me empeño tanto en que eso suceda;
me esfuerzo para que al menos,
te quedes tú,
conmigo,
de la manera que quieras,
de la forma que sea posible.

Ansío que sigas ahí donde estás…
A mi lado,
que permanezcas…
que no me sueltes…
que no te ausentes…
que no me vaya…

Así es como vivo aquí,
junto a ti,
en esta tierra de bendiciones,
en este abrigo constante,
en esta tierra
de tantos caminos,
que puso en encuentro
sólo dos destinos.

Este es el lugar,
sí,
es aquí,
estoy cierto,
aquí es…
donde te respiro…
donde te sueño…
donde te siento…


MTA

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